Benito Tarcisio Postogna
(Trieste, Italia 1939)
Inicia sus estudios como pintor y grabador en 1955 en el taller del pintor Carlo Pacífico, en su ciudad natal, en cuyos cursos de xilografía posteriormente ejerce la docencia. Un año después y por tres años estudia en el primer ciclo del Istituto Statale d´Arte Nordio de Trieste bajo la guía de Ricardo Bastianutto, Ladislao De Gauss, Enzo Cogno y Dino Predonzani, recibiéndose como Maestro de Arte. Llega a la Argentina en los años 70, previo una residencia de pocos años en Brasil a donde llega ejerciendo su oficio de decorador naval. En 1973 se radica en Santa Fe.
Arraigado a sus orígenes, cada año pasa algunos meses en su Trieste natal produciendo arte. Hasta hace poco integrando el Grupo Quadra junto a los pintores y amigos Enzo Mari, Claudio Nevyjel y Megi Pepeu. Se considera especialmente interesado en pintar lo humano y temas relacionados con la vida sencilla del hombre. Se lo considera un pintor figurativo, o según Martelli, como “Un pintor de figuras”, con obras caracterizadas por “modos impregnados de expresionismo y primitivismo, por tonos intensos, dramáticos y teñidos de tonalidades sociales y religiosas”. El mismo crítico triestino señala que el encuentro con el arte latinoamericano tuvo una gran importancia en Postogna por el aporte de autonomía sensual y sanguínea, así como la capacidad de expresarse en forma culta o popular, por oposición al intelectualismo europeo.
Al tiempo señala que la cultura pictórica de este artista, asimiló y tradujo en modo absolutamente personal el arte figurativo contemporáneo italiano y europeo, desde el Picasso de los años 20 a Guttuso, Cremona y los artistas del 40. (Martelli, Claudio en “Tarcisio Postogna y la cotidianeidad”, El Litoral, 06/09/2011).
Una de las experiencias más interesantes de los últimos años, en términos de recuperación cultural de la matriz itálica, fue la serie dedicada a los “juegos” infantiles, con la intención de elaborar una memoria visual de aquellas experiencias que poblaron su infancia, con la intención expresa del mismo pintor de dejar registro e impedir que se pierdan de la memoria colectiva.