Francisco Miguel Tosco
Lejos, en Candiolo, está Martín Fierro
Francisco Miguel Tosco nació en Susana, Provincia de Santa Fe 1904. Había sido el tercer hijo del matrimonio formado por Teresa María Scalenghe y Félix Tosco, ambos nativos de Candiolo, Italia. Francisco pasó su infancia y cumplió su enseñanza primaria en Banderaló, Provincia de Buenos Aires, en el límite con La Pampa, adonde sus padres se habían trasladado por motivos de trabajo. La familia se completó finalmente con los hijos llegados en este orden: Margarita, Ludovica, Francisco, Bautista y Adolfo. Las anécdotas que han quedado recopiladas oralmente en la familia demuestran que Francisco manifestó desde pequeño una llamativa inteligencia y vivacidad. Era el centro de atracción de las reuniones familiares por su gracia y su precoz histrionismo. Esto motivó que familiares cercanos que poseían una mejor situación económica ofrecieran a los padres de Francisco costearle estudios superiores, ofrecimiento que los padres habían rehusado. Pasado un tiempo y de retorno a Rafaela, el joven Francisco Tosco integró grupos dedicados al arte, en especial el teatro. Conoce por entonces a quien sería su esposa, Ethel Ambrosioni, con quien recién casado y con apenas 25 años de edad parte rumbo a Concepción del Uruguay, Entre Ríos, dado que, debido a su inteligencia y ágil predisposición para el desempeño comercial, fue designado Gerente General de una sucursal que había inaugurado en aquel lugar una importante cadena de tiendas del país (por entonces Casa Heredia). Allá Francisco permaneció dedicado al comercio, a su deporte favorito, el frontón, y a su familia durante diez años. Cuando retorna a Rafaela, siempre trabajando en el ramo comercial, Francisco se dedicó de manera activa al teatro vocacional integrando el elenco del Centro Ciudad de Rafaela que funcionaba en el edificio de la Sociedad Italiana local. Luego integró el Teatro Vocacional “Mariano G. Quiroz”. Ávido lector, espíritu inquieto, su personalidad volcada siempre hacia una innata vocación artística lo impulsaron a acercarse a la radioemisora que en 1970 se había inaugurado en Rafaela, LT28 AM, para realizar allí una audición que él tituló “Canciones del Piemonte” como homenaje a sus antepasados.
Los recuerdos de diálogos familiares sostenidos en idioma paterno, su búsqueda bibliográfica personal, su natural inquietud por aprender, lo pusieron en contacto con personalidades que generosamente supieron dar curso a estos impulsos. En primer término, el Director Artístico de la Radio, el escritor Fortunato Nari, sin cuyo valioso apoyo y estímulo Francisco Tosco no hubiera quizás logrado finalizar la obra que posteriormente cumpliría. Mas tarde, las atinadas correcciones del Profesor Luigi Rebuffo, su amistad con gente de letras como el poeta Mario Vecchioli, todo resumió una adhesión vital a su labor mayúscula: difundir la lengua piemontesa en este territorio. Con paciencia, esfuerzo ilimitado, estudio, y respeto puntual por la obra original, Francisco Tosco comenzó su traspaso minucioso al idioma piemontés del poema gauchesco “Martín Fierro” -1era. Y 2da. Parte- de José Hernández. Terminada esta titánica labor, Francisco Tosco emprendería otra casi quimérica empresa. Siempre orientado literariamente por Fortunato Nari, tradujo otra obra importante de la literatura nacional, el “Santos Vega” de Rafael Obligado a la que agregó el “Canto a Rafaela” de José López Rosas, y poemas de su admirado amigo Mario Vecchioli.
Este segundo tomo de traducciones al piemontés obtuvo calificados comentarios de la crítica y de los lectores más ponderados. “Rafaela toda debe sentirse orgullosa de este notable esfuerzo que viene a sumar un traductor magnífico a su prestigioso núcleo de cuentistas, autores de teatro, poetas, novelistas, historiadores, narradores de viajes, etc. etc. Bienvenido entonces este “Martin Fer” estupendamente ilustrado por Juan Arancio. Y a Francisco Tosco nuestras más cálidas felicitaciones.” Mario R. Vecchioli (La Opinión 23 de noviembre de 1972). Francisco Tosco fue distinguido con el Premio Internazionale Piemontesi nel Mondo, Edizione 1983 a la Cultura e Letteratura. El trabajo estaba hecho y el anciano traductor se dedicó por fin al descanso. Fallecida su esposa hacía apenas diez meses, y cuando todos presumían que habría abuelo para rato dada su buena salud y su jovialidad, la serena mañana del 30 de agosto de 1990 Francisco Tosco fallece. El tomo de la novela policial, género que le apasionaba, que había estado leyendo, permanecía aún entre sus manos. Las gatas de la casa Victoria y Ludovica, recostadas a los pies de su cama guardaban aún el calor de su cuerpo cuando sus hijos se dieron cuenta de que Don Francisco había partido hacía un instante.
El sábado 24 de abril de 2004, con motivo de estar celebrándose en esos días el centenario de Francisco Tosco, a iniciativa del Grupo de Teatro “La Trebisonda” y con el aval de las autoridades de Candiolo, provincia de Piemonte, Italia, se impuso su nombre a un giardino, un lugar de paseo público de esa localidad en homenaje a su traducción difundida ya por el mundo. Posteriormente, el miércoles 1° septiembre de 2004 se impuso el nombre de Francisco M. Tosco a la plazoleta ubicada en la intersección de las calles Suipacha, Vélez Sarsfield y Guayaquil de la ciudad de Rafaela. Esto se cumple en virtud de una solicitud presentada por la Asociación Cultural Piamontesa de Rafaela ante el Concejo Municipal que sanciona la Ordenanza n° 3.664, aprobada por el Intendente Municipal C.P.N. Omar A. Perotti.
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