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THIBON DE LIBIAN, VALENTIN

(1889 - 1931)

Valentín Thibon de Libian nace el 18 de diciembre de 1889 en San Miguel de Tucumán. Ya en Buenos Aires, en 1903, concurre a la Academia Nacional de Bellas Artes, donde se destaca por sus dotes como dibujante. Coopera en la publicación del Centro de Estudiantes, la revista “Athinae”. Una vez finalizados sus estudios, viaja a Europa y recorre España, Inglaterra, Francia e Italia, donde toma clases de pintura y se contacta con artistas argentinos que se encontraban en Florencia. Descubre los clásicos de la historia del arte en museos y galerías, conoce las tendencias contemporáneas como el impresionismo, el posimpresionismo y el fauvismo, a las cuales volverá una y otra vez y serán, junto a una temática particular, su sello distintivo. En Francia recibe la influencia directa de Degas, e indirectamente las de Van Gogh, Toulouse- Lautrec y Monet. Es así que su obra costumbrista y satírica mantiene muchas facetas del impresionismo y posimpresionismo y destaca temas de la bohemia típica de la Belle Époque y los circenses, “teñidos” por la cultura popular argentina, por ejemplo con el llamado circo criollo.
Hacia 1912, en Buenos Aires, participa junto al poeta y crítico de arte Arturo Lagorio, y a los pintores Walter de Navazio y Juan Carlos Alonso del grupo llamado “El cuarteto de la madrugada” y juntos recorren los barrios humildes y sus bares, con el fin de encontrar temas para sus obras. Más tarde, forman el “Cuarteto del lagarto” junto a Lagorio, Ricardo Gutiérrez y el crítico Fernán Félix de Amador y es en esta época cuando comienza a gestarse el libro “Las tres respuestas”, que se publica en 1925. Lagorio pone letra a las xilografías de Thibón, cuyos dibujos originales habían nacido en la mesa de alguno de esos bares. Luego este grupo de amigos impulsa la “Peña del Lagarto”, donde se encuentran personajes de ámbitos y estilos muy diversos. La misma fue durante años un lugar de encuentro de artistas, críticos de arte y funcionarios de estado. Su fuente de inspiración será una Buenos Aires de quiebres: el circo, que iba siendo cercado y confinado a la periferia, los dancings y los cabarets, los espacios y los ritos de sociabilidad popular, gestados por una masa inmigrante y plebeya que irrumpía tomando la ciudad y cobrando una visibilidad indisimulable.
Se presenta por primera vez en 1912 en el Salón Nacional con dos obras: Nocturno, adquirida por el Salón, y un retrato. A partir de ese momento, interviene en múltiples ocasiones en este certamen y en otros del interior del país. En 1913, obtiene el Primer Premio Adquisición por su óleo El Violinista y en 1914 participa con tres pinturas. En 1915 lo hace con dos retratos: La morocha y Mi amigo Walter de Navazio. En 1916 presenta tres obras: La Fragua, que es adquirida por José León Pagano y cedida luego al Museo de Bellas Artes, Circo de Campaña, óleo que inaugura su serie de asuntos circenses y Accidente en Colegiales, que relata una escena del barrio que habita desde 1913. En 1917 concursa con los óleos Jugando y Comedia italiana. En 1918 gana el Segundo Premio con Presentación, adquirida posteriormente por el Museo Nacional de Bellas Artes y se completa con El alma del Circo. En 1924 obtiene el Primer Premio Municipal por Bambalinas. En 1930 interviene con Ocaso, que representa un viejo payaso mirando fijamente al espectador.
En 1917, realiza su primera muestra individual en los salones de la Comisión Nacional de Bellas Artes. Al año siguiente tiene lugar su segunda muestra individual en Buenos Aires y participa del Salón de Otoño de Rosario con dos trabajos: Sábado de gloria y La pollera roja. Expone nuevamente en las salas de dicha comisión en 1919 y 1921.
Envía sus obras a la Bienal Internacional de Venecia en 1922, 1926 y 1928, año este último en que participa además, en la muestra de pintura argentina en la Galleria degli Ilizzi, en Nápoles. En 1927, es parte del jurado del XVII Salón Nacional e interviene nuevamente en el Salón de Otoño de Rosario. En 1930 expone en la muestra colectiva de los salones de Nordiska. Posee además de su pintura, una prolífica y variada producción gráfica. Manifiesta un gran interés por el grabado desde temprano, y realiza formaciones con Pío Collivadino en el taller especializado en aguafuerte, xilografía y litografía de la Escuela de Artes Decorativas de la Nación. Se perfecciona en los cursos libres de grabado de Mario Canale en 1916 e ingresa a la Sociedad de Grabadores y colabora con la revista “El Grabado”. Participa como colaborador en la revista rosarina Bohemia y hacia 1920 como ilustrador en el diario La Nación. Ilustra los libros La ciudad en ruinas (1922) y La flecha en el vacío (1925), ambos de Ricardo Gutiérrez y Las tres respuestas (1925) de Arturo Lagorio y Tangos (1926) de Enrique González Tuñón.
Fallece en Buenos Aires el 11 de febrero de 1931.